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La Hilandera Del Destino

Todavía recuerdo aquella Historia... 

Podía ver cómo el Hilo zigzagueaba bajo la mesa de aquella vieja taberna, sorteando los pies de los clientes. Tímida, la hebra escarlata rozaba el extremo del que había sido cercenada y, a su vez, la otra Punta lo acariciaba miedosa, temiendo no encajar. Sus Dueños se miraban de reojo, buscándose sin buscar, pues, en el fondo, no eran más que Dos Desconocidos que se habían cruzado sin querer. 


Al amanecer, sumergidos aún en el Mundo de los Sueños y sin saberlo, Ambos extendieron sus brazos sobre el colchón. El Hilo, engarzado en sus respectivas muñecas, huyó de la Protección del Edredón y, veloz, recorrió las calles empedradas para poder encontrarse con su Extremo y anudarse en un Precioso Lazo.


¿Qué como sé que ocurrió? 

Porque... Porque Yo soy su Hilandera. Porque soy la Hilandera del Hilo del Destino, que se teje Gota a Gota, con la Sangre derramada por los Corazones Rotos. Con Suavidad. Con mimo. Es Delicado y Frágil. Y, a la vez, Irrompible. 


¿Que qué ocurrió después?

Bueno... Esa es otra Historia... Y no es a mí a quién corresponde contarla... 



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